miércoles, marzo 12, 2025
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    Café Pagès celebra 15 años como referente gastronómico en el corazón de Gràcia

    Con una propuesta que combina tradición y modernidad, Café Pagès cumple 15 años siendo un punto de encuentro imprescindible en Gràcia. Su cocina honesta, su ambiente acogedor y su famoso afterwork lo han convertido en un clásico del barrio.

    Si Barcelona tiene algo que la distingue, además de su arquitectura modernista y su brisa mediterránea, es su escena gastronómica, donde tradición y vanguardia conviven en perfecta armonía. Y dentro de ese universo de pequeños grandes lugares con alma, Café Pagès celebra su 15º aniversario consolidado como un emblema del barrio de Gràcia.

    Quince años pueden parecer pocos en la historia de un barrio, pero son suficientes para dejar huella. Porque Café Pagès no es solo un café, ni solo un restaurante: es un refugio, un punto de encuentro, un rincón donde el tiempo parece ralentizarse entre tapas, vermuts y buena conversación. Detrás de este proyecto están Alberto Barros y Elena Vidal, dos apasionados de la gastronomía que supieron leer el pulso del barrio y crear un espacio que respira autenticidad sin renunciar a la frescura de lo contemporáneo.

    La clave de su éxito radica en su propuesta honesta y sin pretensiones: cocina de mercado, tapas con personalidad y un menú del día que no falla. A mediodía, la barra se llena de platos que combinan lo mejor de la cocina casera con toques de inspiración global. De las croquetas de calamar al tataki de atún, de las costillas a la barbacoa a las clásicas albóndigas, cada bocado en Café Pagès lleva consigo el sello de la calidad y el buen hacer.

    Y si la comida reconforta, el ambiente termina de cerrar el círculo: madera cálida, iluminación suave y ese murmullo constante de fondo que delata a los lugares que siempre están vivos.

    Pero si hay un momento en el que Café Pagès se transforma, es en el afterwork. De 19:00 a 21:00 h, la atmósfera se vuelve más distendida, las copas de vino desfilan entre conversaciones animadas y la carta de tapas a 2 euros hace que sea imposible pedir solo una. Y cuando llega el fin de semana, el plan perfecto se completa con el ritual del vermut, que aquí se acompaña de pequeñas delicias pensadas para compartir sin prisas.

    Los domingos, como guiño a ese espíritu bohemio que impregna cada rincón de Gràcia, el local se llena de acordes de rumba en directo, cerrando la semana con la banda sonora perfecta. Es el tipo de detalles que hacen que un sitio se convierta en parte de la rutina sentimental de quienes lo descubren.

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