Bajo el título “Pyjama Boys”, la colección primavera-verano 2026 de Dolce & Gabbana pone en el centro de la conversación una prenda inesperada: el pijama. No como provocación, sino como manifiesto estético que reivindica el confort, la fluidez y la libertad de estilo en el vestir masculino.
Inspirándose en su propio archivo de los años 90, el dúo creativo reinterpretó este básico nocturno con una mirada relajada pero rigurosamente sartorial. Los pijamas de rayas verticales en jacquard de algodón ligero se desprenden de su connotación íntima para convertirse en uniforme urbano. La paleta de color (beige, azul celeste, verde, marrón y negro, con guiños en leopardo y lunares) aporta equilibrio entre la elegancia clásica y el desenfado contemporáneo.
Las siluetas amplias y destruidas dominaron la pasarela: pantalones de pernera ancha, camisas oversize, chaquetas fluidas y prendas de piel con inspiración ochentera marcaron una nueva era de la masculinidad relajada. El punto también se alineó con esta visión, apostando por tejidos ligeros y volúmenes generosos, al igual que la prenda exterior dominada por parias y gabardinas.
«Es la forma libre en que los jóvenes se relacionan con la moda», afirmaron Domenico Dolce y Stefano Gabbana, quienes celebraron este enfoque descontracturado y espontáneo, ahora institucionalizado como emblema de su firma. El pijama de día, como núcleo de esta colección, se combina con superposiciones sofisticadas: blazers, abrigos con estampado animal y accesorios brillantes que añaden dramatismo escénico.
El desfile, celebrado en Viale Piave, se convirtió en una verdadera fiesta de pijamas, con una escenografía completamente blanca que sirvió de lienzo perfecto para las piezas. Entre los asistentes destacaron figuras como Theo James, imagen de la fragancia Light Blue, Lucien Laviscount, Evan Mock, Michele Morrone y Jung Haein, reflejando el impacto cultural y generacional de la propuesta.
El cierre del desfile elevó aún más el tono festivo y teatral con pijamas adornados en cristal, strass y azabache, demostrando que incluso en su versión más luminosa y exuberante, el pijama puede ser sinónimo de lujo, estilo y autoexpresión.