La familia Pérez-Sala suma el nuevo hotel Casa Sagnier al anterior hotel que abrió en 2011, el Primero Primera. Ambas propuestas parten de premisas comunes: ofrecer un hotel hogareño en un espacio singular, en el que el ambiente local se mezcla con el turismo y que respeta la historia del edificio, en este caso, la historia de la persona que lo proyectó y lo habitó por primera vez, el arquitecto Enric Sagnier.
La huella del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia está presente en toda la ciudad de Barcelona. Edificios tan emblemáticos como el templo del Tibidabo, el Palau de Justícia, la Nova Duana, o las casas Pascual i Pons, por citar algunos que todavía siguen en pie, se suman a una extensa obra de más de 380 obras.
Por ello, se considera que Enric Sagnier es el arquitecto con mayor número de construcciones en Barcelona y uno de los más importantes de la época modernista, junto a Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner. Este legado fue reconocido por el Ayuntamiento de Barcelona creando oficialmente la Ruta Sagnier en el año 2009.
SAGNIER DESTACA POR SU PROLÍFICA OBRA EN LA CIUDAD DE BARCELONA, SU ESTILO ECLÉCTICO Y LA IMPORTANCIA DE SU ÉPOCA A NIVEL ARQUITECTÓNICO.
El Hotel Casa Sagnier ocupa el edificio que el arquitecto construyó como vivienda familiar y estudio de arquitectura en Barcelona. El edificio, llamado originalmente “Casa Dolors Vidal de Sagnier”, en honor a su esposa, fue construido en 1892.
Sin la presión de un cliente externo, Sagnier dio rienda suelta a su creatividad en el diseño de su propia casa, combinando elementos de estilo gótico con diferentes esculturas ornamentales, entre las que destacan los medallones del remate, atribuibles a Francesc Pastor, y la imagen de la Inmaculada Concepción en la esquina con el pasaje del mismo nombre, obra de Josep Llimona.
Una tribuna con grandes ventanales domina los dos pisos superiores, algo no muy usual en la época, ya que habitualmente la tribuna se situaba en la planta principal, tanto para destacar el edificio como para actuar como una “pantalla” hacia la vida de la calle. En el año 1906 se le añadió la tribuna de la planta principal.
Tras muchos años de uso como conjunto de viviendas, el edificio se convirtió en hotel en el año 2008 y se ha restauró en 2021 para recuperar su carácter original.
El hotel Casa Sagnier cuenta con 51 habitaciones, de las cuales 6 son suites, distribuidas en un edificio de 7 plantas que se orienta hacia la Rambla de Catalunya y que conecta a través de grandes ventanales con el Passatge de la Concepció, una pequeña calle con encanto que se ha convertido en un enclave gastronómico de Barcelona.
Al acceder a la puerta de entrada, el espacio se abre hacia ambos lados, dejando la recepción en el centro. A la izquierda se encuentra la zona bar del restaurante Cafè de l’Arquitecte que cuenta con una amplia barra y que ofrece vistas hacia el pasaje. A la derecha queda la zona salón del restaurante, una acogedora sala de estar con chimenea, biblioteca y mesas que ofrece un clima hogareño.
La tipología de la fachada ha permitido crear una galería frontal que actúa como un escaparate volcado hacia la rambla y permite ver el ambiente callejero. La recepción se encuentra resguardada en el espacio central de la entrada, en una zona más privada dedicada a los huéspedes y que da acceso a las habitaciones.
EL CONCEPTO ES EL DE UN HOTEL BOUTIQUE CON PERSONALIDAD Y UBICADO EN UN EDIFICIO CON HISTORIA, QUE OFRECE UN TRATO CERCANO Y HOGAREÑO, ABIERTO A VISITANTES Y A RESIDENTES, QUE SATISFACE TODAS LAS EXIGENCIAS DE UN ESTABLECIMIENTO DE CATEGORÍA 5*.
Las obras y el interiorismo corren a cargo de Federico Turull de TurullSørensen arquitectos, quien ha dotado al hotel de un estilo hogareño. Además, el estudio Elefante, con Eva Balart y Juan Carballido, ha realizado el estilismo y ha creado las instalaciones artísticas que evocan a Sagnier, como el espectacular retrato del arquitecto realizado con sellos que preside la chimenea, o el mural con fotos antiguas que decora el bar.
El proyecto ha contado además con el asesoramiento de las interioristas Núria Pérez-Sala y Estrella Salietti.
La reforma respeta la edificación original y se centra en un conjunto de intervenciones sutiles que generan una calidez sobria. La idea no ha sido reproducir de forma fiel la casa de Sagnier, sino crear un espacio atemporal con detalles que reflejan el estilo modernista.
Se ha trabajado de forma similar a la de aquella época, en la que profesionales de distintas disciplinas aportaban oficio y creatividad a los proyectos. En la reforma hay guiños al trabajo artesanal, tan importante en aquel periodo.
En la planta baja, la decoración se inspira también en el modernismo con murales de Laura Torroba, textiles, ilustraciones, objetos, mapas y materiales que evocan el taller de un arquitecto. Además, la familia Sagnier ha cedido su archivo de fotos familiares de la época.
El conjunto se ha trabajado como una composición abierta, a la que se pueden incorporar objetos con el tiempo, igual que ocurre con una vivienda privada. El interiorismo muestra ahora la acumulación de la historia personal de una casa, dentro de un ambiente contemporáneo, en el que hay un cierto toque extravagante en las mezclas, con elementos disonantes que acaban armonizando y que hacen que el visitante se pregunte si lo que está viendo pertenece a la casa original o se ha incorporado recientemente.
Las habitaciones se han reformado en tonos blancos y negros, con suelos de madera y alfombras, reservando la clásica moqueta para los pasillos. El conjunto se ha trabajado con materiales nobles y naturales, reciclables, tejidos naturales y acústicos, así como piezas de mármol originales que se han conservado aún con cicatrices.
En cuanto a la iluminación, se ha trabajado un concepto escénico que compartimenta los espacios, siendo un elemento más del mobiliario. El diseño gráfico del proyecto se ha encargado a Pablo Juncadella del estudio Mucho.