La colección refleja la contradicción entre nuestra existencia en interiores y nuestra conexión innata con el mundo exterior. Más allá de ser una mera expresión intelectual, esta propuesta se convierte en una reacción emocional. La historia, lejos de ser un simple recuerdo, se convierte en una herramienta para aprender y, en este caso, para inventar algo nuevo.
«La belleza del pasado sigue resonando en nuestros ideales de hoy», señala la diseñadora Miuccia Prada. La colección se convierte así en una ventana hacia el pasado, donde prendas y estilos de diferentes épocas convergen y se recontextualiza en ecos sincrónicos. La historia no solo se presenta como un referente, sino como una musa creativa que impulsa la innovación.
Miuccia Prada y Raf Simons no solo visten a la mujer de hoy, sino que la sumergen en un viaje emocional a través de la moda. Esta colección no es solo una amalgama de prendas; es una experiencia sensorial que busca capturar la esencia de la belleza atemporal, aquella que perdura más allá de las tendencias efímeras.
En resumen, Miuccia Prada y Raf Simons, con su enfoque emocional hacia la belleza del pasado, han creado una propuesta que no solo viste a la mujer, sino que la transporta a través del tiempo, fusionando la nostalgia con la innovación en un desfile que resonará en la memoria de la moda.