Imagina una sala con iluminación tenue, un tapiz de colores intensos y texturas, paneles de roble oscuro, una chimenea de piedra de basalto y una barra de cobre cepillado. Acompaña todos los olores que desprenden estos materiales junto los aromas de un buen whisky hecho con agua, madera, levadura y cebada.
Esta es la experiencia que Glenmorangie organizó junto con la sala Punch Room del hotel The Barcelona EDITION el pasado 13 de marzo; y en el Punch Room de The Madrid EDITION el 14 de marzo. Generando una mezcla de sentimientos y sensaciones difíciles de describir por su exclusividad, mezclando el misterio de una sala escondida con la delicadeza de una bebida cuidadosamente elaborada.
Punch Room Barcelona es una de las coctelerías más clandestinas de la ciudad y como todo aquello que es poco conocido, genera una curiosidad que hace elevar tus sensaciones a otro nivel. A esta experiencia se le suma que Glenmorangie no es solo un whisky, es creatividad y una sensación de lujo en cada sorbo.
El director creativo de la marca, Bill Lumsden, es la persona que se encarga de elevar la bebida a otro nivel. Para él, la creación de whisky es más que la producción de este, ya que toman el mundo como su musa personal, y hacen de cualquier detalle que les llame la atención, una bebida única.
Cada botella esconde un mundo nuevo que se descubre en el momento que el tapón se destapa y desprende su olor. Una pastelería francesa o un jardín de jazmín, son algunos de los escenarios que el whisky de Glenmorangie consiguió transportar a cada uno de los participantes del evento a través de los cinco tipos que se presentaron.
Todo este mundo de sensaciones se une con lo escondido, lo prohibido y lo exclusivo que esta maravillosa coctelería secreta ofrece en cada experiencia vivida en ella. Regalando un espacio único para que se sumerjan en el imaginario de cada botella y exploren todos los sentidos haciendo vivir sensaciones únicas a través del paladar.