Esta línea narra la historia de Christian Dior y sus sucesores, entrelazándose con la del renombrado ceramista sudafricano Hylton Nel. Según Jones, «es un homenaje a la culminación del sueño de una persona a través de su obra, gracias al trabajo constante, al legado y a la huella que deja en el tiempo».
Con un toque contemporáneo la artesanía y la textura vital de las obras de Nel son el núcleo de la colección, donde Jones adopta sus motivos, la figuración y el monumentalismo. Esta colaboración enriquece la narrativa creativa de Dior, ampliando las ideas globales del savoir-faire.
El armario utilitario para hombre y el archivo de alta costura para mujer adquieren un nuevo significado esta temporada, fusionando lujo y practicidad, y resultando en creaciones que combinan funcionalidad, longevidad y legado.
Esta temporada, la alta costura de archivo se reinventa sorprendentemente tras el descubrimiento de un boceto no realizado de Yves Saint-Laurent para un abrigo de la temporada Otoño-Invierno 1958. Este diseño se materializa por primera vez y su estilo inspiró otros looks de sastrería.
El motivo del cuello de pañuelo, tomado de la pieza Negatif de Saint-Laurent (Otoño-Invierno 1960), se imita en una estructura de cerámica mediante un proceso artesanal original que tardó meses en completarse. Las prendas de punto evocan formas escultóricas, con atrevidos estampados y cierres de cerámica, todo ello recuperado del mundo de Hylton Nel.
Los accesorios de la colección son alegres y prácticos, destacando por su precisión y elegancia. El calzado se centra en el zueco y las sneakers, que se reimagina en diversas siluetas como zapatos cerrados o botas, elaborados a mano con madera de haya y piel de becerro.
El icónico bolso Saddle de Dior, presente desde hace más de 25 años, es una pieza clave en esta colección. En algunos modelos, su construcción se suaviza y sus contornos curvilíneos se transponen a otras siluetas, confeccionadas con materiales nobles.