La fusión de la herencia japonesa y el espíritu parisino cobra un nuevo significado en esta colección. El desfile presentó diseños femeninos, sino la colección masculina la más importante al reflejar una sensibilidad Este-Oeste con ropa deportiva, sastrería relajada y pantalones satinados inspirados en los tobi-shoku, utilizados por los andamieros japoneses.
Las siluetas femeninas destacan por su sofisticación y confort relajado. Revisando piezas de archivo, se presentan vestidos de bufanda drapeados con flecos largos y vestidos envolventes para una silueta etérea.
El kimono japonés tradicional inspira nuevas creaciones, adaptando el cinturón obi en faldas y tops, y otorgando a las mangas acampanadas del kimono un corte elegante en chaquetas. Motivos florales y vegetales adornan los looks, desde las peonías favoritas del fundador Kenzo Takada hasta el boke japonés y los bosques de bambú.
La Torre Eiffel hace una aparición especial entre la exuberante naturaleza, inspirada en pinturas de tinta. Las libélulas, símbolo japonés de la perseverancia, aparecen en toda la colección, al igual que los emblemas de Kenzo, el tigre y el elefante, diseñados por el artista gráfico Verdy.
Bolsas de pesca, mochilas modernizadas del periodo Edo y bolsas inspiradas en el plegado furoshiki aportan un toque contemporáneo a la tradición. Los zapatos incluyen sandalias Jojo tradicionales, diseñadas en colaboración con el artesano patrimonial Gion Naito de Kioto.