lunes, septiembre 16, 2024
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    Balmain lanza su primera colección de fragancias, celebrando el pasado y el futuro de la belleza en todas sus formas

    La colección, compuesta por ocho esencias, es una invitación a experimentar el lujo avant-garde y la búsqueda de la autorrealización. Con Les Éternels de Balmain, cada detalle ha sido meticulosamente pensado para reflejar la artesanía y el savoir-faire que caracterizan a la maison.

    Balmain irrumpe en el universo de la perfumería con el lanzamiento de su primera colección de fragancias: Les Éternels de Balmain. Este debut marca un punto de inflexión para la casa francesa, que se adentra nuevamente en el mundo de la belleza con una propuesta que une el legado de su fundador Pierre Balmain con la visión contemporánea de su director creativo, Olivier Rousteing.

    © Balmain Paris.

    Inspirándose en el legado de Pierre Balmain, Rousteing ha resucitado perfumes emblemáticos de los archivos de la casa, como Vent Vert (1947), o Ivoire (1979), Ébène (1983) y Carbone (2010). Conceptualizada en diseños históricos, estas fragancias icónicas han sido reimaginadas para resonar con los gustos contemporáneos, manteniendo su esencia original pero añadiendo un toque moderno. 

    © Balmain Paris.

    La colección explora el concepto de la eternidad, jugando con la idea de resucitar el pasado y mirar hacia el futuro. Las fragancias se agrupan en cuatro familias olfativas —almizcle, ámbar, floral y amaderado— ofreciendo una reinvención de los perfumes icónicos de Balmain para todos los géneros. Esta exquisita selección promete deleitar a un público sofisticado mientras rinde homenaje a la belleza francesa del siglo XXI.

    © Balmain Paris.

    Rousteing, quien ha liderado la casa desde 2011, aporta una visión profundamente personal a esta colección. Dos de las nuevas fragancias, Sel d’Ambre y Bronze, exploran la temática del fuego, un elemento cargado de simbolismo para el diseñador tras un grave accidente en el año 2020. «Crear estas fragancias fue una forma de sanación, un renacer como el ave fénix», confiesa Rousteing. «Fue como una terapia, un viaje interior para encontrar paz y redescubrir quién eres».

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