El restaurante Embarcadero -perteneciente al Grupo Lancaster-, se ha convertido en un referente de la gastronomía mediterránea en Castelldefels. Conocido por su excelencia culinaria y su compromiso con la excelencia, Embarcadero elabora los mejores arroces de Castelldefels desde 1930, ofreciendo tradición y calidad.
Embarcadero apuesta por la proximidad con productos frescos, locales y de temporada, creando unos arroces únicos, que combinan la tradición mediterránea con un toque innovador. Su selección de platos sorprende diariamente a los comensales por su sabor, presentación y originalidad, donde destacan sus pescados frescos de la lonja.
Embarcadero utiliza productos de máxima calidad que provienen del Parc Agrari del Baix Llobregat, un espacio natural protegido, ubicado en la provincia de Barcelona, que ofrece una amplia variedad de productos de kilómetro 0 con una calidad y sabor excepcional. Además, permite disfrutar del pescado más fresco, capturado en las costas catalanas y traído directamente al plato del restaurante.
Embarcadero se sitúa en un enclave privilegiado y espectacular en primera línea de mar, en el interior del mítico Hotel Playafels. Cuenta con un diseño elegante y moderno creando una atmósfera perfecta para disfrutar de la auténtica cocina mediterránea, con unas vistas inmejorables.
El local ofrece dos lugares perfectos para disfrutar: la sala principal con unos arcos originales del antiguo embarcadero –situado exactamente donde se encuentra el restaurante– con vistas al mar, y una terraza que traslada al comensal a Formentera.
La historia del restaurante cuenta con un dato curioso que le añade un valor singular, ya que el reconocido cocinero Ferrán Adrià, aclamado chef con tres estrellas Michelin, comenzó su carrera culinaria como lavaplatos en el local que ahora ocupa Embarcadero. Un lugar con historia y tradición que se ha reinventado para ofrecer una experiencia gastronómica única.
Con una historia que se remonta a 1930, ha sabido consolidarse como un lugar de culto para los amantes del arroz en Castelldefels, y es que el menú de arroces es una de las joyas de la carta.
Entre las opciones más solicitadas se encuentra el arroz a banda de sepia y cigala, un clásico de la costa que combina la suavidad de la sepia con el intenso sabor de las cigalas. Los comensales que buscan una experiencia más atrevida se decantan por el arroz negro de calamar y navajas, cuyo color y sabor profundos evocan el Mediterráneo en cada bocado.
Sin olvidar la estrella de la casa, el arroz meloso de gamba roja, que es una auténtica delicia, destacando por la calidad del marisco y por el punto perfecto del arroz, que absorbe todo el jugo de las gambas.
No obstante, la propuesta gastronómica de Embarcadero no se detiene en los arroces. El restaurante también deleita con una amplia selección de pescados frescos, como el rodaballo a la brasa crema estilo donostiarra y berenjena ahumada, o la lubina frita con tamarindo y láminas de coco tostado.
Para los amantes de la carne, las opciones a la brasa, como el solomillo de buey o el cachopo del Mamut, completan una oferta variada que garantiza satisfacer todos los gustos.
La experiencia gastronómica en Embarcadero se enriquece con las sugerencias del chef, que varían diariamente para sorprender a los comensales con platos que capturan lo mejor de la temporada.
Los entrantes también merecen una mención especial. Perfectos para compartir, ofrecen un recorrido por los sabores mediterráneos más auténticos. Entre ellos destacan el jamón ibérico de primera calidad, y las emblemáticas bravas del Embarcadero, un plato que los locales conocen bien y que es muy recomendable probar. También, la frescura de los mejillones al vapor o las rabas de calamar con alioli de ajo negro, son imprescindibles para empezar la velada con una explosión de sabores.
La sección del menú «Para comenzar» y «40 nudos» pone el foco en las propuestas de pescado, destacando platos como el carpaccio de atún con vinagreta de jengibre o el tartar de atún rojo de almadraba con aguacate y naranja. Estos platos combinan ingredientes frescos y técnicas contemporáneas que elevan el atún a una experiencia culinaria refinada.
Finalmente, para cerrar el festín, los postres son una invitación a la indulgencia. Entre los favoritos se encuentran la tarta de queso casera y la torrija de brioche francés con helado de crema y haba tonka. Para los amantes del chocolate, el postre «Obsesión por chocolate» hace honor a su nombre, mientras que la crema catalana de maracuyá y fresas especiadas aporta un toque fresco y exótico para poner un broche de oro al menú.