Durante la Semana de la Moda de París, Dior presentó su colección otoño-invierno 2025 en un escenario teatral en los Jardines de las Tullerías, dirigido por el renombrado director Robert Wilson. Con una escenografía evocadora de cambios de época—hielos derritiéndose, rocas cayendo y un pájaro en vuelo—Maria Grazia Chiuri mostró lo que muchos interpretaron como una despedida anticipada de la maison. Aunque aún no hay confirmación oficial sobre su salida, este desfile se sintió como un capítulo culminante en su trayectoria dentro de la casa francesa.
Chiuri, quien ha liderado Dior desde 2016, ha convertido la marca en una plataforma de expresión para artistas femeninas, destacando la intersección entre la moda y el empoderamiento. Para esta colección, se inspiró en ‘Orlando’, la novela de Virginia Woolf, donde el protagonista viaja a través de los siglos cambiando de género y explorando su identidad a través de la vestimenta. Esta premisa se tradujo en una propuesta donde la moda se convierte en un medio de autodefinición, rescatando elementos históricos y reinventándolos con una mirada moderna.
La colección estuvo marcada por referencias a diseñadores que han dejado su huella en Dior. Se vieron reminiscencias de Gianfranco Ferré en las blusas blancas con volantes y de John Galliano en las camisetas ‘J’Adore Dior’ y los abrigos largos con detalles de piel. También se retomaron los hipline structures que Chiuri ya había explorado en sus colecciones anteriores, un guiño al mítico vestido Cigale de Christian Dior de 1952.
La fusión de lo antiguo y lo nuevo se reflejó en la elección de tejidos y siluetas. Tules transparentes, crinolinas y corsetería inspirada en el siglo XIX convivieron con prendas de sastrería estructurada y elementos deportivos que aportaban un aire contemporáneo. La paleta de colores osciló entre los neutros atemporales—blanco, negro, gris y beige—y acentos más vibrantes en tonos burdeos y azul profundo.
Los accesorios jugaron un papel fundamental en la narrativa de la colección. Botines de inspiración ecuestre, cinturones que marcaban la silueta con fuerza y joyería delicada complementaron los looks, reforzando la idea de la moda como un lenguaje visual de poder y transformación.
Este desfile no solo reafirmó la capacidad de Chiuri para reinterpretar el legado de Dior, sino que también abrió interrogantes sobre el futuro de la maison. Con su exploración de la historia y el género, la diseñadora dejó una declaración de intenciones: Dior es, y siempre será, un lienzo en constante evolución donde el pasado y el presente dialogan sin restricciones.