Inspirado por su tierra natal, Sicilia, Di Mari celebra a la mujer que representa su esencia: dulce y acogedora, pero también fuerte y sensual. Esta dualidad se plasma en vestidos que combinan la suavidad del encaje chantilly con la estructura protectora del tafetán, creando un equilibrio exquisito entre ligereza y carácter.
“Angelica” no es solo el nombre de la colección, sino una personificación de la mujer ideal para el diseñador: esa figura maternal, amante y compañera que representa la calidez del hogar, la belleza natural y la fuerza interior. Cada vestido está pensado como una segunda piel que acompaña, protege y embellece sin imponer.
Los tejidos italianos son protagonistas absolutos: encajes exclusivos diseñados por el propio Di Mari, bordados ricos y texturas contrastantes como el macramé y el rebrodé, se funden con volantes vaporosos y cortes envolventes que permiten una silueta etérea, sin renunciar al poder de la forma.
Lejos de las tendencias pasajeras, Claudio Di Mari propone una estética atemporal con base en la alta costura artesanal, hecha con el mimo de quien cose no solo telas, sino emociones. Sus vestidos narran una historia de unión, de vínculos inseparables, de miradas que se cruzan y manos que nunca se sueltan.
La colección se convierte así en una metáfora del compromiso nupcial: compleja y sencilla a la vez, como la vida compartida que comienza en el altar.
Desde el primer boceto hasta la última puntada, los vestidos de Di Mari transpiran identidad mediterránea: el blanco luminoso de las casas sicilianas, la ligereza del viento en los acantilados, la fuerza cálida del sol en los paisajes. Cada pieza es un tributo al arte, al amor y a la belleza sin artificio
