El restaurante del Grupo Lombardo celebra el verano con una carta renovada que confirma su propuesta de cocina en clave gourmet e informal, ideal para compartir, cenar y dejarse sorprender.
Con una filosofía que combina producto local, temporada y técnicas de autor, Ajoblanco ha creado un menú dinámico que rinde homenaje a la tradición mediterránea incorporando influencias del norte de Europa.

Todo en un entorno cuidado, con un interiorismo elegante que fluye hasta una terraza, convertida en punto de encuentro urbano para ver y ser visto y disfrutar desde el aperitivo hasta el último cóctel de la noche.
Una carta pensada para compartir que reversiona los tacos o el risotto
La nueva propuesta gastronómica es una invitación a explorar sabores intensos, texturas sorprendentes y combinaciones que hablan de riqueza y diversidad culinaria.
Entre los entrantes más celebrados la carta de Ajoblanco sigue apostando por clásicos como las ostras naturales de Normandía Nº3, que pueden acompañarse con leche de tigre, y las anchoas cantábricas 000 sobre brioche con mantequilla ahumada.

No faltan los mejillones gallegos crujientes con emulsión de escabeche, la vieira gallega con ajoblanco y panceta ibérica, y una creativa ensaladilla con tartar de atún rojo.
Entre los platos destacan también el Calamar de barca, tierno y lleno de sabor; el Steak Pie con tuétano servido en mesa para brindar una experiencia única; la Ensaladilla y tartar de atún con un sofisticado twist de sabores; y el Pulpo de olivo, donde se combina precisión técnica y gusto.

A esta base se suman nuevas incorporaciones para el verano que refuerzan el carácter innovador del restaurante: aquí tenemos el refrescante y potente Ceviche de salpicón, los Espárragos de Tudela con gremolata de gamba o los sorprendentes Tacos de parmesano con tartar de atún. También destacan el cremoso Risotto de arándanos, el delicado Tataki de ventresca Toro y la deliciosa Tortilla con crema de Idiazábal y trufa, un homenaje a la cocina tradicional reinventada.
El arte líquido: cócteles con identidad propia
El universo de Ajoblanco no se entiende sin su exquisita coctelería, que eleva la experiencia desde el primer trago. Cada receta está diseñada con zumos y cordiales artesanales, preparados con fruta natural, y una paleta de ingredientes sorprendente.
Entre los más demandados están el Saffron Sun con ginebra y azafrán; el refrescante Pisco Star con piña y fruta de la pasión; el potente Rosalita con mezcal y licor de chipotle; o el sofisticado Kate’s Paloma, un homenaje a la fundadora del local.

Otros destacados son el Cayo Coco, con ron blanco y toque de Laphroiag; el Mr Punch con notas tropicales y especiadas; y el Strawberry+Sake, una fusión chispeante con sake Choya y fresa. Para quienes buscan propuestas sin alcohol, destacan creaciones como el Harvest Moon, el London Mule 0.0% y el Gin Sour sin alcohol, igual de aromáticos y bien ejecutados.
Además, durante la “hora del aperitivo” hasta las 20:00, se pueden degustar combinados como el Spagliato Maracuyá, el Hugo Spritz o el clásico Aperol Spritz, todos a precios especiales. Y como no, la carta de vinos, cuidadosamente seleccionada, recorre las mejores regiones de la península ibérica, con énfasis en los vinos catalanes y naturales de kilómetro 0, que complementan perfectamente los platos de la carta.
Postres que cierran en alto
Ajoblanco cuida cada detalle del menú hasta el final. Entre los postres brillan el irresistible Sticky Toffee Pudding, un postre difícil de encontrar en otros rincones de la ciudad.
La carta sigue con el Pijama al estilo Ajoblanco, el cremoso Chocolate con aceite de arbequina y praline de butterscotch, el fresco Eton Mess de frutos rojos, y los elegantes profiteroles de pistacho con chocolate blanco. Quienes prefieren opciones más saladas, pueden optar por una excelente selección de quesos catalanes con miel de la Deolinda.

Música, ambiente y terraza para vivir el verano
Con DJ sets en directo cada jueves, viernes y sábado, Ajoblanco se convierte en un punto de encuentro donde la gastronomía se funde con el ocio nocturno más cuidado. La música en vivo, que recorre clásicos de los 70 y 80 hasta los sonidos actuales, transforma las cenas en auténticas celebraciones. Desde su reapertura, el restaurante ha creado una atmósfera sofisticada pero accesible, con espacios diseñados para sentirse a gusto en cualquier momento del día.