FIRE y Clara Barcelona se dan la mano en una colaboración que encarna el espíritu de la ciudad: una Barcelona que vibra con sus raíces, celebra el producto de proximidad y reivindica el arte de la buena mesa.
En la cuarta edición de las célebres veladas “a cuatro manos” organizadas por FIRE —el restaurante insignia del icónico W Barcelona—, el chef ejecutivo Mario Cabrera recibe a Clara Barcelona, uno de los espacios más carismáticos del panorama gastronómico actual, para crear una experiencia sensorial que va mucho más allá del plato.

El encuentro entre ambos no es casual. FIRE, con su cocina basada en las brasas y una sensibilidad profunda hacia el producto, encuentra en Clara Barcelona una complicidad natural. El proyecto liderado por Fran y Gerard —con trayectorias que incluyen nombres como el Bulli, Tickets o Pierre Gagnaire— comparte esa misma filosofía de respeto al origen, creatividad sin afectación y hospitalidad con carácter.
Clara nació en Begur como una alta taberna sin protocolos, y en poco más de un año ha conseguido trasladar esa misma energía a su local en Barcelona, conquistando paladares con una cocina fresca, directa y profundamente emocional.

La propuesta a cuatro manos arranca con un viaje por la despensa del territorio: la alcachofa del Prat, emblema de la huerta catalana, abre el menú con una sencillez que emociona. Le sigue una vieira suavemente marcada, acompañada de un puré de tupinambo y papada ibérica, en una combinación de mar y tierra que encuentra un perfecto equilibrio entre texturas y sabor.
El emblemático huevo de Calaf se presenta en una composición de guisantes del Maresme, espárragos blancos de Gavà y romesco de almendra, en un homenaje sutil a la cocina catalana más esencial.
Los platos principales invitan a compartir sin prisas. Clara firma un rape a la brasa con beurre blanc de bergamoto, hinojo y aceite de hierbas, una creación elegante con el sello de la espontaneidad bien entendida. FIRE responde con su secreto ibérico, que llega a la mesa acompañado de una crema de calçots, ciruela asada y una untuosa salsa de garnacha. Un plato rotundo, redondo, que abraza el paladar con intensidad y dulzura.

Más que una cena, esta propuesta es una celebración de lo que representa comer bien en Barcelona: una ciudad con identidad propia, con una cultura culinaria abierta pero firme, y con una sensibilidad especial hacia todo lo que es auténtico. La cocina de Clara y FIRE es una extensión de ese espíritu. Aquí no hay artificios ni espectáculo, sino verdad. Complicidad. Y una forma de entender la gastronomía que conecta con la gente.
La experiencia estará disponible hasta el 27 de junio, tanto al mediodía como por la noche, y se convierte en una oportunidad perfecta para descubrir otra Barcelona: más próxima, más intensa, más real. Porque en una ciudad donde todo se mueve tan rápido, aún hay espacios donde parar, mirar a los ojos, y brindar por el fuego, el producto y la emoción de compartir.