lunes, junio 9, 2025
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    Maximilian Riedel transforma Barcelona con una cata sensorial

    El CEO de RIEDEL lidera dos exclusivas sesiones en el Hotel Majestic para demostrar cómo el diseño de una copa puede cambiar por completo la experiencia del vino. Las jornadas han reunido a expertos del sector en una cita imprescindible para los amantes del vino.

    Barcelona fue el escenario de un viaje sensorial sin precedentes. El Hotel Majestic acogió esta semana una doble jornada centrada en la excelencia del vino, donde la protagonista no fue una añada concreta, ni una denominación de origen, sino algo más sutil y poderoso: la forma de la copa.

    Bajo la batuta de Maximilian Riedel, CEO de RIEDEL y miembro de la undécima generación de una familia con 265 años de historia, el público vivió en primera persona cómo el diseño del cristal puede transformar radicalmente la experiencia de cata.

    Organizadas por Euroselecció, distribuidor oficial en el mercado español, las sesiones reunieron a un público entregado compuesto por sumilleres, restauradores, profesionales del sector vinícola, amantes del vino y reputados medios de comunicación. El objetivo era claro: demostrar, a través de una cata comparativa, cómo una misma variedad puede ofrecer perfiles completamente distintos en función del diseño del recipiente. No se trata de una cuestión estética, sino sensorial. Tal como afirmó el propio Riedel, “la copa es una herramienta clave para entender el vino como lo imaginó el enólogo”.

    Desde hace más de dos siglos, RIEDEL ha basado su filosofía en un principio claro: form follows function. Inspirada en el pensamiento funcionalista del movimiento Bauhaus, la firma austríaca diseña cada copa atendiendo a las propiedades químicas del vino, la distribución de sus aromas y el punto de contacto en el paladar. El resultado es un catálogo con más de 30 colecciones, cada una creada para un tipo de uva o estilo de vino, desde las clásicas Cabernet Sauvignon hasta opciones sin pie como la línea O Tumbler.

    A lo largo de las sesiones, los asistentes también pudieron descubrir el papel crucial del decantado. Lejos de ser un gesto meramente ceremonial, decantar permite airear vinos jóvenes o eliminar sedimentos en los de larga crianza. Los decantadores de RIEDEL, de formas escultóricas y ergonómicas, están concebidos no solo como objetos de diseño, sino como herramientas funcionales que aceleran la oxigenación y potencian el carácter aromático del vino.

    RIEDEL mantiene la producción artesanal en su sede de Kufstein, Austria, donde maestros vidrieros elaboran a mano series como la icónica Sommeliers. Paralelamente, colecciones como VINUM o VERITAS acercan ese mismo diseño sensorial a un público más amplio gracias a su fabricación mecanizada. Todas las copas están hechas con cristal sin plomo y son aptas para el lavavajillas, una combinación de tradición, precisión y practicidad que ha convertido a la marca en una referencia mundial.

    La marca, recomendada por expertos, está presente en más de 100 países y es habitual en las mejores bodegas, hoteles y restaurantes del mundo. Pero su vocación va más allá del producto. RIEDEL impulsa talleres formativos, colabora con bodegas de prestigio y participa en los principales encuentros internacionales de vino. En Barcelona, ha dejado claro que la copa es el escenario donde el vino interpreta su mejor papel.

    La experiencia vivida en el Majestic confirma que el futuro del vino pasa también por la forma en la que se sirve. Un brindis, sí, pero con conocimiento. Porque como demostró el “Rey de copas” —como se conoce a Maximilian Riedel en el sector—, la forma importa. Y mucho.

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