En el año en que Maison Balmain celebra ocho décadas de historia, Olivier Rousteing presenta una colección que no revisita el archivo como una pieza de museo, sino como un recurso vivo. Resort 2026 no replica, refina. Bajo el título A Change of Tone, la propuesta marca un giro conceptual: menos armadura, más expresión; menos nostalgia, más conexión.
Rousteing traduce los códigos de Pierre Balmain con sensibilidad actual: la sastrería estructural se vuelve más amable; las formas arquitectónicas se mezclan con tejidos que fluyen. Abrigos que se mueven con el cuerpo, drapeados que sustituyen la rigidez, knits cocoon que invitan al tacto. Las siluetas siguen siendo firmes, pero ahora conviven con el deseo de ligereza.

Colores, texturas y símbolos que construyen una nueva feminidad
La paleta cromática es tan reflexiva como vibrante. Junto a los grises y marinos que anclan la colección en la tradición, emergen tonos atrevidos como violeta, rojo o verde esmeralda, que proyectan energía veraniega. También hay lugar para los matices suaves: butter yellow, blush pink y mint, que suavizan sin diluir el mensaje.
Los tejidos refuerzan este diálogo de contrastes: el tweed aparece bordado con strass y botones joya, el Prince of Wales pierde su rigidez en favor de una actitud relajada, el denim y el cuero se suman al mix con naturalidad. Las floresse imprimen sobre las telas como pinceladas, sin literalidad, siempre con intención estética.

Accesorios que cuentan historias
Balmain no solo viste, también narra a través de los accesorios. El bolso Sync retoma las cadenas oversized que la maison introdujo en los años 40. El Shuffle, de silueta ceñida y proporciones cincuenteras, recuerda la cintura marcada del New Look. El Ébène evoca los viajes africanos de Pierre Balmain y su perfume icónico. Y el Anthem vuelve con nuevos materiales que oponen suavidad y estructura en un equilibrio exquisito.

Una colección con mirada de autor
Más allá de la celebración, Resort 2026 es una declaración: la moda puede mirar hacia atrás sin anclarse, puede avanzar sin ruido. Rousteing propone una mujer que se reconoce en su ropa no por lo que grita, sino por lo que insinúa. Una mujer que habita el presente con memoria, elegancia y ligereza.
Este aniversario no encierra a Balmain en el pasado: lo proyecta hacia el futuro. Porque en manos de Olivier Rousteing, la maison no repite su historia —la reinventa con cada paso.
