Con una combinación de misticismo visual, innovación textil y respeto absoluto por el legado de la maison, Glenn Martens debutó en Maison Margiela Artisanal con una colección que ha electrizado la escena de la Haute Couture parisina. El desfile, celebrado en el mismo espacio donde Martin Margiela presentó su última colección en 2008, activó la nostalgia e impulsó una lectura actualizada de los códigos fundacionales de la firma.
Martens, conocido por su trabajo transformador en Y/Project y su actual liderazgo creativo en Diesel, ha demostrado una capacidad única para reescribir los lenguajes de la moda desde la ironía, la precisión técnica y un instinto subversivo. Su primera colección para Margiela no fue una interpretación: fue una afirmación.
Acompañada por la melancólica intensidad de Disarm de Smashing Pumpkins, la colección fue una sinfonía de contrastes: corsetería y denim pintado a mano, jersey drapeado y vestidos de gala en clave upcycled, capas de tul y gowns escultóricos que parecían salir de un óleo barroco. Los estampados evocaban a maestros flamencos del siglo XVI y XVII, en diálogo con las máscaras conceptuales tan propias del imaginario Margiela.
Cada silencio textil estaba cuidadosamente orquestado: desde el look de inspiración marina en verde alga arrugada, hasta el abrigo patchwork que reinterpretaba el lujo desde la deconstrucción. El uso de materiales reutilizados y la elección de una sede con paredes deshechas por el tiempo añadieron una dimensión cruda y emocional al desfile. La escenografía, cubierta de papel despegado, hizo eco de los desfiles originales de Margiela, subrayando el carácter artesanal y transgresor que distingue a la casa.
Renzo Rosso, fundador de OTB Group, celebró la incorporación de Martens: “Conservamos el ADN de Margiela, pero lo llevamos a la modernidad”, afirmó en el after-party entre globos multicolores. Esa modernidad no se construyó desde la ruptura, sino desde una evolución coherente y atrevida. Ambos diseñadores, Martens y Margiela, comparten nacionalidad belga, formación en la Royal Academy of Fine Arts Antwerp, y una visión compartida sobre el poder del upcycling y el carácter de lo inesperado.
El momento más simbólico fue la aparición del diseñador en la fiesta posterior, donde, rodeado de admiradores, dejó ver una alegría contenida y bien merecida. Con esta propuesta, Martens no solo confirma su lugar entre los grandes nombres del diseño contemporáneo, sino que también inaugura una nueva etapa para Maison Margiela: más libre, más conceptual, más necesaria.Queda ahora por ver cómo trasladará esta narrativa estética a su próxima colección de prêt-à-porter para la firma. Pero si este primer capítulo sirve de guía, el futuro de Maison Margiela bajo el timón de Glenn Martens se presenta como un viaje apasionante hacia lo desconocido, sin renunciar a la raíz