La alegría toma forma en la pasarela de Patou, donde Guillaume Henry propone una primavera que huele a perfume clásico, transpira sensualidad y se ilumina con una estética lúdica y refinada. Inspirado en Joy, el emblemático perfume de Jean Patou, esta colección celebra un legado, y un estado de ánimo: el de la mujer que juega, provoca, camina con ligereza y mira con intención.
Desde su primer look, un impecable little black dress, la colección declara sus intenciones: capturar la esencia de la elegancia parisina con un toque de descaro. Los colores —blanco crema, rosa pastel, amarillo vainilla— crean una atmósfera de optimismo sosegado, mientras que los estampados de lunares y rayas aportan movimiento y frescura.
Alta alegría, alta costura
La colección navega entre el rigor de la línea y el gesto espontáneo del volumen. Los tejidos flou, vaporosos y etéreos, se alternan con estructuras sutiles que esculpen el cuerpo sin encorsetarlo. Faldas cortas, bustiers que dejan los hombros al descubierto y vestidos con frunces y drapeados insinúan una sensualidad despreocupada y cálida.
Los materiales, como taffetán que refleja la luz del día, encajes delicados y algodones con brillo natural, sugieren una feminidad que juega con la sombra y el sol. En este universo, cada pieza parece estar bañada por la luz dorada de las tardes parisinas, ese momento en el que el día se funde con la noche y la ciudad se convierte en una promesa.
El accesorio como gesto
En los brazos, las modelos llevan el nuevo bolso Nœud, un guiño al arte de envolver, cerrar y sugerir. Las manos descansan en bolsillos parche, recordando que la comodidad también es un lujo. Y en el cuello, cadenas plateadas caen como gotas de mercurio, añadiendo brillo sin exceso.
Los zapatos merecen mención aparte: tacones espejados que reflejan la luz y caminan entre la sombra de los árboles y los adoquines calientes de verano. Más que calzado, son extensiones del movimiento, del ritmo urbano, de un paseo sin rumbo pero con estilo.
La mujer Patou: alegre, moderna, libre
Hay en esta colección una narrativa coherente y emocional: la mujer Patou no se disfraza, se expresa. Con cada look, la propuesta de Henry reafirma una feminidad actual, que no teme al color ni al contraste, que mezcla referencias sin perder identidad, que transforma el acto de vestirse en una celebración íntima.
Lejos del maximalismo excesivo o del minimalismo austero, Patou SS26 se instala en ese punto dulce donde la moda es arte y actitud a partes iguales. Con guiños a lo retro y un ojo en lo que viene, Guillaume Henry redefine la alegría como una forma de resistencia, de belleza cotidiana, de placer vestible.
Con esta entrega, Patou se confirma como una de las casas que mejor entiende la nueva feminidad europea: exquisita pero cercana, elegante pero divertida, histórica pero siempre en movimiento.
