Barcelona recupera el sabor más auténtico del otoño en uno de sus locales con más historia. El Bar Muy Buenas, ese rincón mítico del Raval que combina tradición y modernidad con una naturalidad admirable, inaugura “La Quinzena Gastronòmica”, una nueva propuesta culinaria que, cada mes, rendirá homenaje a un ingrediente de temporada.
La primera edición está dedicada, como no podía ser de otra forma, a los rovellons, los reyes indiscutibles de los bosques catalanes.
Del 20 de octubre al 2 de noviembre, los asistentes podrán disfrutar de cinco platos únicos que reinterpretan este producto tan apreciado de la cocina catalana: rovellons con ajo, perejil y panceta ibérica, canelón de asado con crema de rovellons y foie, arroz de montaña con butifarra y rovellons, el clásico fricandó del Muy Buenas con rovellons, y para cerrar, un postre sorprendente: compota de manzana al horno con helado de ratafía y toffee de rovellons.

Una propuesta que combina tradición, producto local y creatividad con ese toque casero y cálido que caracteriza al local.
Entrar en el Muy Buenas es viajar en el tiempo sin salir del Raval. Su ambiente conserva la esencia de la Barcelona más genuina, aquella que mezcla historia, sabor y hospitalidad. La escenografía, el interiorismo y la atención cercana del equipo hacen que cada visita sea más que una comida: una experiencia emocional. Aquí, la gastronomía se vive con alma, con platos que rinden homenaje al barrio, a la temporada y a la tierra.
Esta iniciativa del Grup Confiteria busca sorprender a los comensales y también reivindicar el producto de proximidad y la cocina tradicional catalana, esa que emociona sin artificios. Cada mes, un nuevo ingrediente será el protagonista, reafirmando el compromiso del local con la sostenibilidad y la autenticidad.

En tiempos de modas pasajeras y propuestas efímeras, el Bar Muy Buenas recuerda que el verdadero lujo está en lo sencillo, en el sabor de lo cercano y en la calidez del trato humano. Una parada obligatoria para quienes buscan descubrir la Barcelona que todavía guarda su esencia más pura, entre copas de vino, aromas de monte y platos que cuentan historias.



