La ciudad despierta con un nuevo ritual que ya empieza a marcar tendencia. La terraza del Sercotel Rosellón, convertida desde hace años en uno de los iconos visuales de Barcelona, inaugura una etapa que promete marcar una nueva etapa en las mañanas de la ciudad. Su brunch con vistas directas a la Sagrada Familia se posiciona como la experiencia más buscada de esta temporada, un plan que combina gastronomía cuidada y un escenario que roza lo cinematográfico.
En pleno noviembre, el hotel ha abierto su azotea —hasta ahora uno de los rooftops más codiciados al atardecer— al público general para descubrir un nuevo universo matinal. La reserva es obligatoria y no es casualidad: disfrutar de un desayuno con Gaudí desplegándose a escasos metros se ha convertido en un lujo accesible pero limitado. Y, como todo en Barcelona, el boca-oreja se mueve rápido.

La propuesta culinaria sorprende por su equilibrio entre confort y sofisticación. En la carta, los clásicos del brunch conviven con ideas globales que aportan carácter propio. Los huevos Benedictinos, disponibles con bacon o salmón, comparten protagonismo con una shakshuka especiada y unos chilaquiles rojos que aportan ese toque atrevido que se agradece. Las tostadas, elevadas a categoría editorial, brillan por su estética: desde el pan de carbón activado con salmón ahumado y crema de queso, hasta una opción vegetal que mezcla champiñones asados, granada y crema de avellanas, creando un equilibrio delicioso y sorprendente.
Para quienes buscan algo más contundente, la carta despliega apuestas seguras: raclette bikini trufado, chicken waffle o arayes de cordero especiado, todos preparados con una ejecución impecable. El contrapunto saludable lo ponen platos tan coloridos como el rainbow bowl de yogur y frutas de temporada o el bol tropical de açaí y mango. Y, por supuesto, el momento dulce merece su propio homenaje: la french torrija rellena de pistacho y los pancakes con frutos rojos se convierten en imprescindibles para cerrar la experiencia con un final memorable.

Pero si la carta conquista, el espacio termina de enamorar. El rooftop del Sercotel Rosellón conserva su atmósfera relajada, con una decoración chill out que acompaña sin robar protagonismo a la panorámica de 360º sobre Barcelona. Entre luces suaves y una estética pensada para el confort, la terraza invita a detener el tiempo, disfrutar del momento y contemplar cómo la ciudad se mueve en silencio bajo el perfil monumental de la Sagrada Familia.
Así, el hotel cambia el concepto de brunch en la capital catalana: desayunar frente a la obra maestra de Gaudí, rodeado de calma y con una carta que combina sabor y creatividad, se consolida ya como el nuevo must semanal. Un plan que promete conquistar tanto a locales como a viajeros en busca de esa mezcla perfecta entre estilo, gastronomía y la magia inconfundible de Barcelona.




