En el corazón del exclusivo Torre Melina Gran Meliá, Erre Barcelona se posiciona como uno de los templos gastronómicos más destacados de la ciudad. Bajo la dirección del prestigioso chef Íñigo Urrechu, el restaurante ha sabido trasladar a Barcelona el arte de la brasa con una propuesta que fusiona la tradición vasca con el alma mediterránea, envuelta en una experiencia sensorial marcada por el fuego, el producto y el detalle.
Erre significa “quemar” en euskera, y no es casual. En este asador de autor, la brasa es solo técnica, narrativa y arte visual. La brasa de alimenta de tres tipos de madera -encina para las carnes, olivo para los pescados y naranjo para las verduras- definiendo el carácter de cada plato, aportando matices únicos que elevan los sabores y respetan la esencia de cada ingrediente. La selección de productos es impecable, con énfasis en la calidad, la proximidad y la sostenibilidad, incluyendo opciones veganas con verduras ecológicas de sus propios huertos.

La carta de carnes es un homenaje al oficio parrillero. Destacan piezas como el chuletón de Simmental, servido recién cortado, o el entrecot de cebón Angus de 48 meses, de textura melosa y sabor profundo. Pero sin duda, el plato estrella es “El Chulillo”, una chuleta de solomillo de 350 gramos que condensa el espíritu del restaurante: excelencia, sabor y respeto absoluto por el producto.

En el apartado marino, el protagonismo lo asumen el sapito de piel negra del Cantábrico, la lubina entera con ajada y la langosta a la parrilla, presentada en su jugo con huevo frito y base crujiente. La delicadeza del pescado contrasta con el ahumado sutil del olivo, en una combinación que pone en valor tanto la técnica como la frescura de la materia prima.
Con Erre Barcelona, Íñigo Urrechu ha sabido tejer una propuesta que va más allá del sabor. Es una celebración del fuego, del encuentro y de la cocina hecha con alma. Un nuevo imprescindible en la escena gastronómica barcelonesa.
Las verduras a la brasa, por su parte, ocupan un lugar destacado. Desde los corazones de alcachofa con cecina hasta el puerro asado con trufa y mantequilla tostada, cada plato demuestra que en Erre la cocina vegetal también se cuece con alma y carácter.

El restaurante cuenta con una vinoteca excepcional, que recorre las grandes regiones vinícolas con una selección que equilibra clásicos como Vega Sicilia o Pingus con etiquetas singulares de Champagne, Borgoña o espumosos catalanes. Cada referencia ha sido cuidadosamente elegida para maridar con el carácter de la cocina, convirtiendo cada comida o cena en una experiencia gastronómica completa.

En cuanto al espacio, Erre Barcelona respira elegancia contemporánea sin perder el calor de lo auténtico. Cinco reservados permiten acoger encuentros privados o reuniones de trabajo, siempre con una atención personalizada y cercana. Un espejo diseñado por Gaudí preside uno de los rincones del comedor, en un guiño visual que conecta con la identidad artística de la ciudad.
La filosofía del lugar es clara: venir a pasarlo bien y disfrutar. Así lo transmite el propio chef Íñigo Urrechu y un equipo de sala que combina profesionalidad y cercanía con una sonrisa constante, consolidando esa sensación de hospitalidad que define la experiencia. El restaurante, además, ofrece aparcamiento gratuito a sus clientes, un detalle más en un entorno donde todo está pensado para el disfrute.
