En el corazón de la Rue François Premier de París, Armani Privé presentó su colección de Alta Costura para el otoño de 2025 bajo un mantra claro: “Píntalo de negro”. La ausencia física del maestro Giorgio Armani, por recomendación médica, no impidió que cada detalle llevara su inconfundible firma. Desde la selección de tejidos hasta la dirección de maquillaje, todo fue supervisado a distancia, reafirmando el control absoluto que ejerce sobre su casa, incluso en momentos de repliegue.
El negro fue el protagonista total, reinterpretado en infinitas variantes: desde terciopelos profundos hasta gazas bordadas con cristales, pasando por plumas azabache y tweed oscuro. La colección, titulada Noir Séduisant, se desarrolló como una sinfonía cromática de sombras, contrastes y destellos.
Esta colección reafirma la capacidad de Armani para transformar un solo color en un lenguaje infinito, un idioma que habla tanto de poder como de deseo
La apertura del desfile se dio con tres pantalones escultóricos en negro, combinados con tops satinados en verde bosque y azul cobalto, un guiño al universo pictórico de Monet. A lo largo del desfile, los acentos cromáticos en fucsia, púrpura real, dorado y plateado rompieron la monocromía con sutileza, intensificando la riqueza visual sin eclipsar la paleta central.
“Cuando se trabaja con negro, no se puede fallar”, declaró Armani en sus notas. “Cada detalle debe ser perfecto, porque el negro revela la esencia misma del vestido”. Bajo esa filosofía, cada silueta reflejaba una construcción milimétrica. Vestidos con corsé, capas bordadas como celosías y chaquetas con lentejuelas se alternaron con piezas más depuradas como pantalones de terciopelo y chaquetas de tweed, apelando a amantes del maximalismo y el minimalismo por igual.
El negro, de armani, no se apaga: arde con la precisión de un corte perfecto y el fulgor de un cristal bien situado
Entre los elementos más llamativos, destacaron los sombreros esculturales inspirados en el cine negro, un abanico de tul con lentejuelas en el look final, y un abrigo de mohair cubierto con plumas neón que se convirtió en el exabrupto lúdico del desfile. También se vieron tops y vestidos con transparencias sutiles, enriquecidos con bordados de perlas y canutillos, que jugaban con la luz como constelaciones sobre un cielo nocturno.
A pesar de su ausencia, la primera fila celebró el aniversario número veinte de Armani Privé con devoción. Entre los asistentes figuraron nombres como Marisa Berenson, Angela Bassett y Ellen von Unwerth, así como clientas luciendo piezas bordadas que desprendían una textura sonora casi hipnótica.