Un viaje musical que unió narrativa, espectáculo y emoción colectiva. Lola Índigo ha escrito una nueva página en la historia del pop español. Con su gira más ambiciosa hasta la fecha, La Bruja, La Niña y El Dragón, la artista ha reunido a más de 120.000 espectadores en tres estadios icónicos —Cívitas Metropolitano (Madrid), Estadio de La Cartuja (Sevilla) y Estadio Olímpico Lluís Companys (Barcelona)— cerrando una etapa dorada que fusiona potencia escénica y evolución artística.
Desde el primer acorde hasta el último aplauso, cada cita fue una inmersión en su universo creativo, dividida en tres actos conceptuales que retrataron la metamorfosis de una artista que ha trascendido las etiquetas.

Acto I: La Bruja, entre raíces y hechizo
El espectáculo se abrió con una atmósfera mística, en la que Lola encarnó a La Bruja, conectando con su imaginario inicial. GRX, uno de los momentos más ovacionados, recreó un tablao flamenco sobre el escenario, con la participación del guitarrista José del Tomate, aportando intensidad y raíz al arranque del show.
Barcelona vibró al ritmo de Bulería, interpretada junto a David Bisbal, y con la explosiva aparición de Estopa para cantar Tu Calorro. En Sevilla, la presencia de RVFV encendió al público con Trendy, Casanova y Romeo y Julieta, mientras Sara de Las Chuches emocionó con El Pantalón.
Acto II: La Niña, entre brillo y memoria
El segundo bloque trajo la estética dosmilera, coreografías imposibles y hits virales. En Madrid, Tini se unió a Lola para cantar La Niña de la Escuela, creando un momento inolvidable lleno de complicidad y fuerza. La velada continuó con La Tirita, junto a Belén Aguilera, demostrando la sensibilidad y conexión entre ambas.
Este acto sirvió como homenaje a la adolescencia, al brillo pop y a la feminidad reivindicada desde el juego, el baile y la sororidad.

Acto III: El Dragón, fuego, futuro y libertad
La parte final fue una explosión de energía. Desde su emblemático huevo escénico, Lola emergió como El Dragón con El Tonto, su éxito global, acompañada por un espectáculo visual de luces láser, fuego y estructuras móviles. En Barcelona, Quevedo subió al escenario para interpretar este hit, arrancando una ovación unánime.
Más de 2.000 profesionales, efectos especiales y 1.200 m² de pantallas LED elevaron este tour al nivel de las grandes producciones internacionales.
El broche emotivo llegó con Cali y El Dandee cantando Yo Te Esperaré. Madrid vivió un momento de euforia colectiva con Paulo Londra, mientras en Sevilla, la aparición sorpresa de Nena Daconte con Tenía Tanto Que Darte marcó uno de los momentos más nostálgicos y mágicos del tour.

Un espectáculo de dimensiones históricas
La gira reunió a más de 2.000 profesionales y desplegó una escenografía que incluyó 800 dispositivos de iluminación, pantallas LED de 1.200 m² y una torre audiovisual de 28 metros, la más alta jamás montada por un artista español. Con 60 personas en escena, cada show fue una experiencia inmersiva, pensada hasta el más mínimo detalle, desde la dramaturgia hasta el vestuario y los efectos.
El proyecto ha sido concebido con criterios de eficiencia técnica y sostenibilidad, posicionando a Lola Índigo como una figura con visión estratégica e internacional dentro del sector del entretenimiento.

Marcas, fans y una comunidad vibrante
Este tour también ha sido una celebración del vínculo de la artista con sus fans y con marcas que han apostado por su universo creativo. Desde InfoJobs, que ofreció experiencias exclusivas backstage, hasta Mini, Fanta, Renfe, Air Europa y Alhambra, todos los patrocinadores contribuyeron a reforzar la dimensión cultural y comercial del fenómeno Lola Índigo.
Cada acción sumó a una narrativa coherente, donde música, moda, visualidad y conexión emocional se dieron la mano.
Un hito para la música pop hecha en España
Con esta gira, Lola Índigo se confirma como una de las artistas clave del pop urbano en nuestro país. Ha demostrado que su proyecto no tiene techo, que puede llenar estadios, emocionar y proponer una estética que viaja del folklore al club, de la infancia al deseo, del drama a la liberación.
La Bruja, La Niña y El Dragón no es el final, es un statement. Un acto de afirmación escénica y creativa que coloca a Lola en el lugar que le corresponde: en el centro de la cultura pop contemporánea.
