viernes, febrero 21, 2025
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    RECAP: New York Fashion Week adopta una estética minimalista, atemporal y explora nuevas narrativas  

    La Semana de la Moda de Nueva York es siempre un torbellino de creaciones inesperadas, pero la edición de otoño 2025 nos dejó con una selección de momentos y piezas que reafirman el poder de la moda como narradora de historias. Entre abrigos de ensueño, referencias a la cultura pop y escenarios que evocaron un romanticismo decadente, estos fueron los instantes que nos hicieron suspirar.

    Altuzarra redefinió el lujo funcional con sus abrigos bátina en shearling, complementados con bolsillos extragrandes que añunan sofisticación y utilidad. En una ciudad donde el otoño se desliza entre la estética y la resistencia al frío, esta prenda se perfila como la elección infalible para la temporada. Por otro lado, Tory Burch propuso una nueva forma de llevar el clásico cárdigan: transformado en capa con broches de alfiler, o desestructurado con mangas sujetas al hombro, un guiño a la deconstrucción conceptual que ha conquistado la moda contemporánea.

    La colección de Colleen Allen fusionó la nostalgia con un aire bohemio al presentar camisetas con el lema “Witch Camp”, un homenaje a los retiros creativos que la diseñadora comparte con sus amigos en el norte de Nueva York. En el universo de Thom Browne, la teatralidad se materializó en una escenografía etérea, donde grullas de papel flotaban sobre una colección que oscilaba entre lo masculino y lo extravagante. Los volantes y los bustles en tul añadieron un matiz de cuento de hadas a sus piezas arquitectónicas.

    El debut de Veronica Leoni en Calvin Klein no pasó desapercibido, gracias a su guiño a la historia de la marca: bolsos con la forma icónica del frasco de CK1, una declaración de intenciones que resonó con la esencia de la firma. Mientras tanto, en el apartado de venues, 180 Maiden Lane se erigió como el epicentro de la moda esta temporada, albergando pasarelas y presentaciones enmarcadas por el skyline neoyorquino al atardecer.

    Collina Strada nos regaló uno de los momentos más emotivos de la semana, cuando dos modelos, vestidas con vestidos de novia reciclados, sellaron la colección con un beso en la pasarela. La inclusividad y la fluidez han sido siempre pilares del trabajo de Hillary Taymour, y este gesto encapsuló a la perfección su visión romántica y sin etiquetas de la moda.

    Bernie, el hermano de Bad Bunny, también dejó su huella al desfilar para Campillo, consolidando su presencia en las pasarelas internacionales tras su debut en París. En otro rincón de la ciudad, la diseñadora Grace Gui celebró sus raíces con una colección de punto artesanal, tejida con materiales obtenidos de granjeros independientes y criados por ella misma en Brooklyn. Su presentación, envuelta en piezas de mobiliario de su familia, fue un testimonio del carácter profundamente personal de su trabajo.

    Wes Gordon transformó la pasarela de Carolina Herrera en un paisaje onírico con flores emergiendo de escombros, un contraste de fragilidad y fuerza que sirvió como el telón de fondo perfecto para sus majestuosos vestidos. Y en un guiño a la era grunge, Coach revivió la estética de Kurt Cobain a través de jeans holgados y chaquetas de cuero, canalizando la esencia de un Nueva York irreverente y nostálgico.

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