martes, marzo 25, 2025
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    Ajoblanco, el regreso de un clásico barcelonés con una propuesta que brilla por su excelencia

    Ajoblanco reabre sus puertas en la calle Tuset con una propuesta renovada que combina magistralmente alta gastronomía, coctelería de autor y un ambiente vibrante. Con una carta inspirada en el Mediterráneo y el norte de Europa, cada plato es una experiencia sensorial donde la calidad y la creatividad son protagonistas. Un espacio donde la cocina, la música y el diseño se unen para ofrecer noches inolvidables en Barcelona.

    Barcelona es una ciudad que vive la gastronomía con la misma intensidad con la que celebra su cultura, la moda y su arte. Y en el corazón de esta vibrante escena, hay lugares que logran consolidarse como auténticos templos culinarios. Ajoblanco, en plena calle Tuset, es uno de ellos. Una sinergia perfecta entre alta gastronomía, coctelería de autor, un interiorismo impecable y una atmósfera que invita a quedarse hasta que la música lo decida.

    Entrar en Ajoblanco es sumergirse en un universo cuidadosamente diseñado para los sentidos. Desde la iluminación con esferas del interiorismo, obra del renombrado Lázaro Rosa-Violán, hasta el sonido ambiente, todo aquí está orquestado para que el comensal disfrute sin prisas.

    © Ajoblanco. Todos los derechos reservados.

    El equipo de sala, con un dominio absoluto del ritmo y la elegancia en el servicio, es parte esencial de su magia. Basta con observar cómo presentan el icónico Amor de Madre Steak Pie, en el que el camarero culmina la preparación en mesa, dejando caer el tuétano en directo. Es gastronomía con narrativa, con emoción.

    Detrás de este resurgir está el Grupo Lombardo, una empresa familiar que entiende la restauración como un acto de pasión. Kate Preston y José Lombardero han sabido dotar a Ajoblanco de una identidad inconfundible, en la que tradición y vanguardia se encuentran en el plato.

    © Ajoblanco. Todos los derechos reservados.

    Inspirada en el Mediterráneo y en el norte de Europa, la nueva carta es un festival de contrastes, donde cada ingrediente se trabaja desde la raíz: desde la pasta hecha en casa hasta las salsas y encurtidos.

    El menú es una declaración de intenciones. Clásicos reinventados como la ensaladilla Ajoblanco con tartar de atún rojo conviven con propuestas de técnica impecable, como la caballa ahumada en roble durante 48 horas, servida con verduras encurtidas y rábano picante.

    © Ajoblanco. Todos los derechos reservados. «Amor de Madre» Steak Pie.

    El Tartar de solomillo de vaca madurada con espuma de salsa tonnata demuestra que la cocina de autor puede ser sofisticada y, a la vez, absolutamente placentera. Y para cerrar, el Sticky Toffee Pudding: una oda a la repostería británica que se vuelve irresistible en manos de Ajoblanco.

    Si la carta de platos es una experiencia en sí misma, la coctelería no se queda atrás. En una ciudad donde la mixología ha alcanzado un nivel de culto, Ajoblanco logra marcar la diferencia con cócteles en los que cada detalle está pensado para sorprender.

    © Ajoblanco. Todos los derechos reservados. Caballa ahumada en roble durante 48 horas, servida con verduras encurtidas.

    Desde el Rosalita, con mezcal, chipotle y mango, hasta el sofisticado C’est Si Bon, donde el St. Germain y el romero se funden con el cava. Cada cóctel es un capítulo de una historia que se saborea mejor con la música de fondo. Porque sí, los jueves, viernes y sábados, Ajoblanco se convierte en un punto de encuentro donde el DJ set acompaña la velada con una selección que va de los 70 hasta lo más actual.

    Ajoblanco es la reivindicación de un espacio que entiende la gastronomía como un arte total. Un lugar donde el comensal es parte de la escena, donde cada plato cuenta una historia y donde la noche siempre promete algo más. Barcelona necesitaba que volviera. Y lo ha hecho a lo grande.

    © Ajoblanco. Todos los derechos reservados.

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