Una campaña atemporal en la era de la digitalización y la IA, cosa que no es casualidad. Las imágenes, capturadas por el célebre fotógrafo Steven Meisel, han sido cuidadosamente intervenidas digitalmente para simular pinceladas, creando una textura visual que remite al óleo y que evoca la esencia de los retratos clásicos de la alta sociedad.
En cada toma, Hadid posa con una elegancia contenida frente a paneles de colores intensos, encarnando la figura de una mujer cuya presencia oscila entre el pasado y el presente. Esta estética intencionadamente ambigua, desarrollada bajo la dirección creativa de Miuccia Prada y con dirección de arte de Edward Quarmby y estilismo de Lotta Volkova, convierte cada imagen en una obra de arte en sí misma.
La campaña celebra la artesanía de Miu Miu. También se celebra la historia y experiencia de las mujeres que han sido retratadas a lo largo del tiempo. En las imágenes, destacan los bolsos Arcadie y Wander en suave matelassé de gamuza, piezas que aportan una dimensión táctil y sensual al discurso visual. Los elementos de naturaleza muerta, integrados en la escenografía, enmarcan los accesorios con un simbolismo sutil que refuerza su protagonismo.
En declaraciones, Gigi Hadid habló sobre su conexión con la firma: “Miu Miu es una actitud, un personaje. Siempre que estoy en una campaña o desfile, interpreto a esa chica Miu Miu, pero también es parte de mí. Lo que me inspira es la visión de Miuccia Prada sobre las mujeres, su profundidad creativa”.
Hadid también reflexionó sobre el significado del retrato en esta campaña, inspirada en las mujeres de las décadas de 1920 y 1930: “Sentarse a ser retratada era un acto muy simbólico. Muchas veces parecían tímidas o cansadas, pero detrás de cada imagen había una historia. Esta campaña es un homenaje a esas narrativas silenciosas”.
