BCN Fashion. (BARCELONA FASHION PRESS®).- La semana pasada realizamos, en petit comité, un fascinante viaje a la costa norte de Perú.
Con el nombre de Totora el renovado restaurante, nos invitó a descubrir su universo mediante un viaje a Huanchaco, una pequeña caleta de pescadores en la costa norte del Perú. Su ambiente y en especial su gastronomía tomaron presencia a través de los exquisitos platos que se sirvieron.
El nombre de Totora, hace referencia a las barcas artesanales que fabrican a mano los pescadores del norte del Perú y que llaman caballitos de Totora. Es precisamente un auténtico caballito de Totora el que a partir de ahora da la bienvenida a todos los comensales del restaurante, pues luce majestuoso a la entrada del establecimiento, una barcaza elaborada a mano y traída con cuidadoso esmero a través del océano para presidir el restaurante homónimo, siendo el único con este bien en toda Europa.
Las especialidades más elaboradas y los platos calientes, salen bajo la batuta del chef Pablo Ortega, que sabe aderezar la carta del Totora con ese sabor marinero tan auténtico, matizando siempre con algunos toques de creatividad, vanguardia y refinamiento. Una fusión que ensalza tanto las recetas tradicionales peruanas como algunas más vanguardistas, todas ellas elaboradas con productos y materias primas de excelente calidad.
La cocina de este templo gastronómico es suave y delicada como la brisa del mar, creativa y artesanal como los caballitos de Totora, moderna y actual como la ciudad que lo alberga.
Sus platos son un auténtico derroche de creatividad a juego con los mejores sabores de Peru, el restaurante ofrece una gran variedad de ceviches (clásico, de marisco, de atún, en tempura), de tiraditos (de corvina con leche de tigre, de salmón, de tataki de atún…), de causas (de langostino, de pulpo, de pez mantequilla y la clásica limeña con ventresca de atún), de makis y niguiris, en clara referencia a sus influencias nikkeis.
También cabe destacar otras especialidades de la casa, como el Piqueo del Puerto (cebiche mixto, causa limeña y chicharrón de calamar), el niguiri de langostino anticuchero, el tiradito de tataki de atún o el maki cevichero.
Totora: 700 metros cuadrados de local diáfano, cuya decoración es obra de Ap Interiorisme y M&M.
Como todo templo de la gastronomía, el interiorismo juega un papel igual de importante. En el caso de Totora la entrada y junto a la barra donde se preparan los ceviches, hay una zona lounge donde se puede comer o cenar relajadamente en cómodas butacas de color azul, rodeadas de espejos realizados en fibra, y de una retícula metálica que recuerda al movimiento del mar.
Tras esta zona, separado por celosías que imitan los quipus, se encuentra el comedor central con vistas a la cocina, bancos corridos y una gran escultura de un pez presidiendo. Mientras que al fondo, se vislumbra una coqueta terraza techada con un jardín vertical donde también es posible sentarse a comer o disfrutar de unas copas. Además como novedad desde esta primavera Totora ofrece sesiones de música en directo, y los miércoles el chef Pablo Ortega y su equipo enseñarán a grupos de hasta 30 personas los secretos de la elaboración de sus platos más populares.
